El Papa Francisco nos regaló un Año Santo, el conocido Jubileo de la Misericordia, que daba comienzo el 8 de diciembre de 2015 y concluyó el 20 de noviembre de 2016. Un año extraordinario con el que quiso no sólo celebrar el quincuagésimo Aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, sino también situar en un lugar central la Divina Misericordia.
