“El Espíritu Santo no nos hace sólo capaces de esperar, sino también de ser sembradores de esperanza, de ser también nosotros – como Él y gracias a Él – los ‘paráclitos’, es decir, consoladores y defensores de los hermanos. Sembradores de esperanza”, con estas palabras el Papa Francisco explicó en la Audiencia General del último miércoles de mayo, la relación que existe entre la esperanza cristiana y el Espíritu Santo.
Continuando su ciclo de catequesis sobre “la esperanza”, el Obispo de Roma ante la inminencia de la Solemnidad de Pentecostés dijo que, el Espíritu es el viento que nos impulsa adelante, que nos mantiene en camino, nos hace sentir peregrinos y forasteros, y no nos permite recostarnos y convertirnos en un pueblo “sedentario”.
Recordando que la Carta a los Hebreos compara la esperanza con un ancla, el Pontífice señaló que a esta imagen podemos agregar aquella de la vela. Si el ancla es lo que da seguridad a la barca y la tiene “anclada” entre el oleaje del mar, la vela en cambio es la que la hace caminar y avanzar sobre las aguas. La esperanza es de verdad como una vela; esa recoge el viento del Espíritu Santo y la transforma en fuerza motriz que empuja la nave, según sea el caso, al mar o a la orilla.
Audio de la catequesis del Papa Francisco