Humildad, dulzura, magnanimidad. En su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco indicó estos tres puntos clave para construir la unidad en la Iglesia. Una vez más, el Santo Padre exhortó a los cristianos a que rechacen los celos, las envidias y las luchas.
“Paz a ustedes”. El Papa Bergoglio desarrolló su homilía subrayando que este saludo del Señor “crea un vínculo”, un vínculo de paz. Un saludo – dijo Francisco – que “nos une para hacer la unidad del Espíritu”. Y observó que “si no hay paz, si no somos capaces de saludarnos en el sentido más amplio de la palabra, tener el corazón abierto con espíritu de paz, jamás existirá la unidad”.
“El espíritu del mal siembra guerras. Siempre. Celos, envidias, luchas, habladurías… son cosas que destruyen la paz y, por tanto, no puede existir la unidad. ¿Y cómo es el comportamiento de un cristiano en favor de la unidad, para encontrar esta unidad? Pablo dice claramente: ‘Compórtense de modo digno, con toda humildad, dulzura y magnanimidad’. Estas tres actitudes. Humildad: no se puede dar la paz sin la humidad. Donde está la soberbia, hay siempre guerra, siempre el deseo de vencer sobre el otro, de creerse superior. Sin humildad no hay paz y sin paz no hay unidad”.
Redescubrir la dulzura, y soportarse recíprocamente
El Papa constató con ya hemos “olvidado la capacidad de hablar con dulzura, sino que nuestro modo de hablar es gritarnos. O hablar mal de los demás… no hay dulzura”. La dulzura, en cambio, “tiene un núcleo que es la capacidad de soportarse recíprocamente”: ‘Soportándose recíprocamente’, dice Pablo. Es necesario tener paciencia – reafirmó Francisco –, “soportar los defectos de los demás, las cosas que no nos gustan”:
“Primer: humildad; segundo: dulzura, con este soportarse recíprocamente; y tercero: magnanimidad: corazón grande, corazón grandioso que tiene capacidad para todos y no condena, no se achica en las pequeñeces, ‘que se ha dicho esto’, ‘que he oído esto’, ‘que…’: no: grande el corazón, hay lugar para todos. Y esto hace el vínculo de la paz, éste es el modo digno de comportarnos para hacer el vínculo de la paz que es creador de unidad. Creador de unidad es el Espíritu Santo, pero favorece, prepara la creación de la unidad”.
Ayudemos a construir la unidad con el vínculo de la paz
“El misterio de la Iglesia es el misterio del Cuerpo de Cristo: ‘Una sola fe, un solo Bautismo’, ‘un solo Dios, Padre de todos, que está por encima de todos’, actúa ‘por medio de todos y está presente en todos’: ésta es la unidad que Jesús ha pedido al Padre por nosotros y que nosotros debemos ayudar a hacer esta unidad, con el vínculo de la paz. Y el vínculo de la paz crece con la humildad, con la dulzura, con el soportarse recíprocamente y con la magnanimidad”.
Official Vatican Network - Radio Vaticana - Fotos ("L'Osservatore Romano")