El Papa Francisco presidió la Procesión Penitencial y Santa Misa de este Miércoles de Ceniza instando a detenernos para afirnar los acordes disonantes de nuestra vida cristiana y volver con confianza a los brazos expectantes del Padre misericordioso.
La Cuaresma es tiempo rico para desenmascarar tentaciones y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar del Corazón de Jesús: fue ésta la reflexión del Papa en la homilía de la misa del Miércoles de Ceniza en la Basílica de Santa Sabina, tras finalizar la Procesión Penitencial desde la Iglesia de San Anselmo en la colina romana del Aventino.
“Desconfianza, apatía y resignación son los tres demonios que cauterizan y paralizan el alma del pueblo creyente” afirmó Francisco, señalando tres palabras guía para 'recalentar el corazón creyente': "Detente, mira y vuelve".
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