Tantas personas consagradas han sido perseguidas por haber denunciado actitudes de mundanidad: el mal espíritu prefiere una Iglesia sin riesgos y tibia. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice también recordó el segundo aniversario de la beatificación de Monseñor Oscar Romero, Arzobispo de San Salvador, asesinado por los escuadrones de la muerte ligados al régimen militar por haber denunciado las violencias contra los pobres.