Este 5 de octubre, 27° domingo del tiempo ordinario, el Papa Francisco celebró en la Basílica Vaticana la Santa Misa de inauguración de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. “También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor”, observó el Papa en su homilía.
“Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad”.
“Para cultivar y guardar bien la viña, es preciso - puntualizó- que nuestro corazón y nuestra mente estén custodiados en Jesucristo por la «paz de Dios, que supera todo juicio», como dice san Pablo. De este modo, nuestros pensamientos y nuestros proyectos serán conformes al sueño de Dios: formar un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios”.
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