Después de la celebración de la Santa Misa de Clausura del Año Jubilar y antes del rezo mariano del Ángelus, las últimas palabras del pontífice estuvieron dirigidas a la Madre de Dios y Madre nuestra, para que nos ayude a conservar en el corazón y a hacer fecundos los dones espirituales de este Año Santo de la Misericordia.
Tras elevar a Dios Padre la alabanza y agradecimiento por el don del Año Jubilar, el Obispo de Roma saludó y agradeció también a las autoridades y delegaciones oficiales presentes, entre ellos el Presidente de la República italiana, y expresó su profundo reconocimiento y gratitud al gobierno italiano y a todas las instituciones que han cooperado para la realización del mismo a partir de las Fuerzas del Orden, pasando por quienes trabajaron en la acogida, información, salud, voluntarios y, de modo particular, al Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Naturalmente el Papa no olvidó agradecer a todos los que han contruibuido espiritualmente a la realización del Año Jubilar, con su corazón puesto en los ancianos y en los enfermos, quienes en muchos casos ofrecieron su sufrimiento. Por último un "gracias" especial de Francisco fue a las monjas de clausura, quienes dedican sus vidas a la oración, y que necesitan a su vez de nuestra solidaridad espiritual y material.
Palabras del Papa Francisco antes de la Oración Mariana del Ángelus dominical
Official Vatican Network - Foto ("L'Osservatore Romano")