La humillación por sí misma es masoquismo, mientras la padecida y soportada en nombre del Evangelio te hace semejante a Jesús. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta, en que invitó a los cristianos a no cultivar jamás sentimientos de odio, sino a tomarse el tiempo para descubrir dentro de sí sentimientos y actitudes agradables a Dios: el amor y el diálogo.
Al preguntarse si en una situación difícil, el hombre puede reaccionar según los modos de Dios, el Papa Bergoglio afirmó que sí, y que se trata de una cuestión de tiempo. El tiempo de dejarse permear por los sentimientos de Jesús. Francisco explicó este concepto analizando el episodio contenido en la lectura de los Hechos de los Apóstoles, a quienes se los somete a un juicio ante el Sanedrín, por ser acusados de predicar aquel Evangelio que los doctores de la ley no quieren oír.
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