Fue a partir del capítulo 15, 3-6 del libro del Génesis, que el Papa Francisco desarrolló su reflexión sobre el tema de la esperanza cristiana. Recordando las palabras del Apóstol Pablo, quien de Abrahán escribe que "creyó, firme en la esperanza contra toda esperanza" que llegaría a ser padre de muchas naciones, Francisco comenzó su catequesis explicando la fe de esta grande figura: Abrahán, modelo de fe "creyó en la palabra de Dios que sería padre, aun cuando pareciera imposible, porque él era anciano y su mujer estéril. Su fe se abrió a una esperanza que parecía absurda, pero así es la esperanza, sorprende y abre horizontes, nos hace soñar lo inimaginable".
"El desaliento y la frustración también llegaron a la vida de Abrahán. Él veía pasar el tiempo y la promesa hecha por Dios seguía sin cumplirse, aunque Dios ratificaba una y otra vez su promesa. A Abrahán lo único que le quedaba era confiar en la Palabra del Señor y seguir esperando. Pero Dios le dio un signo: «mira el cielo y cuenta las estrellas […] así será tu descendencia». Para creer, es necesario saber mirar con los ojos de la fe; a simple vista eran sólo estrellas, pero para Abrahán eran signo de la fidelidad de Dios".
En las escrituras, el padre de las Naciones también se lamenta con el Señor: "Señor mío, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa? No me has dado hijos y un criado de casa me heredará". Se lamenta con el Señor, y esto, explicó el Papa, es algo más que nos enseña nuestro padre Abrahán: "Lamentarse con el Señor – dijo– es un modo de rezar. A veces yo escucho, cuando confieso: ‘eh, me lamenté con el Señor', y respondo, ‘pero… ¡laméntate, Él es padre! Esto es un modo de rezar’".
No obstante todo Abrahán sigue creyendo en Dios, porque esperanza "también es no tener miedo de ver la realidad por lo que es y aceptar sus contradicciones": "La fe no es sólo silencio que todo lo acepta sin replicar, la esperanza no es certeza que te resguarda de la duda y de la perplejidad. Tantas veces, la esperanza es oscuridad. Pero, está allí, la esperanza… que te lleva hacia adelante".
Es esa la fe, concluyó el Papa, el camino de la esperanza que cada uno de nosotros debe recorrer: "Los animo a confiar en el Señor, como lo hizo Abrahán, para que salgamos de nosotros y descubramos su promesa en cada signo y acontecimiento que nos toca vivir. Les deseo un año nuevo lleno de la gracia y bendición de Dios".