Aún hoy, en la Iglesia, así como ayer, hay resistencias contra las sorpresas del Espíritu, ante las situaciones nuevas, pero Él nos ayuda a vencerlas y a ir adelante, seguros, por el camino de Jesús.
Acaloradas discusiones en la Iglesia, pero el protagonista es el Espíritu
«El Espíritu ponía a los corazones en un camino nuevo: eran las sorpresas del Espíritu. Y los apóstoles se encontraron en una situación que nunca hubieran creído, situaciones nuevas. Y ¿cómo manejar estas nuevas situaciones? Por ello la lectura de hoy, comienza así: ‘en aquellos días, al cabo de una prolongada discusión’. Una acalorada discusión, porque discutían sobre este tema. Ellos, por una parte, tenían la fuerza del Espíritu – el protagonista – que impulsaba a ir adelante, adelante, adelante… Pero el Espíritu los llevaba a ciertas novedades, cosas que nunca se habían hecho antes. Nunca. Ni siquiera se las habían imaginado. Como, por ejemplo, que los paganos recibieran el Espíritu Santo»
El que tiene miedo de escuchar, no tiene al Espíritu en el corazón
«Y al final se pusieron de acuerdo. Pero antes hay una cosa linda: ‘Toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos’. Escuchar, no tener miedo de escuchar. Cuando uno tiene miedo de escuchar, no tiene al Espíritu en el corazón. Escuchar: ‘¿tú qué piensas y por qué?’. Escuchar con humildad. Y, después de haber escuchado, decidieron enviar a las comunidades griegas, es decir a los cristianos que vinieron del paganismo, enviar a algunos discípulos para tranquilizarlos y decirles: ‘Está bien, sigan así’».
La Iglesia desde el comienzo ha afrontado las sorpresas del Espíritu
‘A veces, el Espíritu nos detiene, como hizo con San Pablo, para que cambiemos de camino, señaló también el Obispo de Roma, volviendo a recordar que no nos deja solos, nos da coraje, nos da la paciencia, nos hace ir seguros por el camino de Jesús, nos ayuda a vencer las resistencias y ser fuertes en el martirio’. ‘Pidamos al Señor – alentó el Papa - la gracia de comprender cómo va adelante la Iglesia, de comprender cómo desde el primer momento ha afrontado las sorpresas del Espíritu y, también, para cada uno de nosotros, la gracia de la docilidad al Espíritu, para ir por el camino que el Señor Jesús quiere para cada uno de nosotros y para toda la Iglesia’.
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