En la homilía del Pontífice, la oración para que los Padres sinodales no se dejen "asfixiar y aplastar por los profetas de calamidades y desventuras" y sean capaces "de encontrar espacios para inflamar el corazón y discernir los caminos del Espíritu".
Obispos capaces de soñar y contagiar esperanzas
En una soleada plaza de San Pedro, Francisco se dirige a los presentes congregados invocando, al comienzo de la homilía, al Espíritu Santo para que, en este "momento de gracia" que es el Sínodo, "ayude a hacer memoria y a reavivar las palabras del Señor" y suscite "el ardor y la pasión por Jesús". “Memoria que puede despertar y renovar en nosotros la capacidad de soñar y esperar. Porque sabemos – asegura el Papa - que nuestros jóvenes serán capaces de profecía y visión en la medida en que nosotros, ya adultos o ancianos, seamos capaces de soñar y así contagiar y compartir los sueños y esperanzas que llevamos en nuestros corazones”.
No dejar solos a los jóvenes en manos de mercantes de muerte
Los jóvenes, fruto de muchas de las decisiones tomadas en el pasado, nos llaman a asumir junto con ellos el presente con mayor compromiso y a luchar contra lo que de alguna manera impide que sus vidas se desarrollen con dignidad. Nos piden y reclaman una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que ‘no los dejemos solos’ en manos de tantos mercaderes de la muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión.
Escuchar a Dios, para no caer en posturas eticistas o elitistas
Es necesario "escuchar a Dios, escuchar con él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama" (cf. Discurso en la vigilia de oración de preparación al Sínodo sobre la Familia, 4 de octubre de 2014). Hay que evitar la "tentación de caer en posiciones eticistas o elitistas y también en la atracción por ideologías abstractas que no se corresponden nunca con la realidad de nuestro pueblo.
La luz que alumbra el porvenir de los jóvenes
El Papa cita el Mensaje a los jóvenes de Pablo VI al final del Concilio Vaticano II, en los años '60: "Durante cuatro años la Iglesia ha trabajado para rejuvenecer su rostro, para corresponder mejor al designio de su fundador, el gran Viviente, Cristo, eternamente joven. Y al final de esta impresionante "reforma de vida", se dirige a vosotros: es para vosotros, jóvenes, sobre todo para vosotros, que la Iglesia con su Concilio acaba de encender una luz, luz que alumbrará el porvenir, vuestro porvenir”. Y concluye:
Papa Francisco - Plaza de San Pedro - Santa Misa Apertura Sínodo de los Obispos 2018-10-03
Vatican News