“Quien ha tenido la gracia de abrazar la resurrección de Jesús puede todavía esperar en lo inesperado. Los mártires de todo tiempo, con su fidelidad a Cristo, narran que la injusticia no es la última palabra en la vida”, con estas palabras el Papa Francisco reflexionó en la Audiencia General del primer miércoles de octubre, sobre el tema de los misioneros de esperanza hoy.
Continuando su ciclo de catequesis sobre “la esperanza”, el Obispo de Roma recordó que, el mes de octubre, en la Iglesia está dedicado de modo particular a la misión. De hecho, señaló el Santo Padre, el cristiano nos es un profeta de desgracias. “La esencia de su anuncio – precisó el Pontífice – es lo contrario, lo opuesto a las desgracias: es Jesús, muerto por amor y que Dios lo ha resucitado la mañana de Pascua”. Este es el núcleo de la fe cristiana, subrayó el Papa. Si los Evangelios se detuvieran en la sepultura de Jesús, la historia de este profeta iría a agregarse a las tantas biografías de personajes heroicos que han dado la vida por un ideal. El Evangelio, puntualizó, sería entonces un libro edificante, también consolador, pero no sería un anuncio de esperanza.
Por ello, señaló el Papa Francisco, “la tarea de los cristianos en este mundo es aquel de abrir espacios de salvación, como células de regeneración capaces de restituir linfa a los que parecía perdido para siempre”. El verdadero cristiano, agregó el Pontífice, no está triste y amargado, sino convencido, por la fuerza de la resurrección, que ningún mal es infinito, ninguna noche es sin fin, ningún hombre está definitivamente equivocado, ningún odio es invencible por el amor.
Texto de la Catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas:
Octubre es un mes que la Iglesia dedica especialmente a la misión, por eso esta catequesis lleva por título: “Misioneros de esperanza hoy”. El núcleo de la fe cristiana es la resurrección de Jesús, por eso el cristiano no puede ser un profeta de desgracias. A través del Espíritu Santo, Jesús nos hace renacer a una vida nueva que debemos anunciar a los demás no sólo de palabra, sino con la vida. Jesús quiere testigos, personas que difundan esperanza con su modo de acoger, de sonreír, y sobre todo de amar. Porque la fuerza de la resurrección hace que los cristianos seamos capaces de amar allí donde parece que ya no hay motivo para amar, y de abrir espacios de salvación allí donde parece que todo está humanamente perdido. El cristiano por eso no se deja llevar del desánimo o de la queja, ya que gracias a la resurrección está convencido de que no hay ningún mal que sea infinito, ninguna noche que sea eterna, ningún hombre que no pueda cambiar, ningún odio que no se pueda vencer con amor.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, especialmente a los provenientes de España y América Latina. Pidamos a Jesús, por intercesión de la Virgen María y de san Francisco de Asís, que sepamos difundir siempre a nuestro alrededor semillas de esperanza y de amor. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.
Official Vatican Network - Radio vaticana - Foto (L´Osservatore Romano)