“Hermanos y hermanas, no estamos solos a combatir contra la desesperación. Si Jesús ha vencido al mundo, es capaz de vencer en nosotros todo lo que se opone al bien. Si Dios está con nosotros, nadie nos robará esa virtud de la cual tenemos absolutamente necesidad para vivir”, con estas palabras de aliento el Papa Francisco reflexionó en la Audiencia General del último miércoles de septiembre, sobre el tema de los enemigos de la esperanza.
Continuando su ciclo de catequesis sobre “la esperanza”, el Obispo de Roma dijo que, “la esperanza es el impulso en el corazón de quien parte dejando la casa, la tierra, a veces familiares y parientes – pienso en los migrantes señaló el Pontífice –, quienes salen a buscar una vida mejor, más digna para sí y para sus seres queridos”. La esperanza también es el impulso en el corazón de quien los acoge, preciso el Papa, porque es el deseo de encontrarse, de conocerse, de dialogar. “La esperanza es el impulso a compartir el viaje – afirmó el Obispo de Roma – porque el viaje se hace de a dos: los que vienen a nuestra tierra, y nosotros que vamos hacia sus corazones, para entenderlos, para entender su cultura, su lengua”. Es un viaje de a dos, subrayó el Papa Francisco, pero sin esperanza ese viaje no se puede hacer. “La esperanza es el impulso a compartir el viaje de la vida – concluyó el Papa – como nos recuerda la Campaña de Caritas que hoy inauguramos”. ¡Hermanos, no tengamos miedo de compartir el viaje!, alentó el Sucesor de Pedro. ¡No tengamos miedo! ¡No tengamos miedo de compartir la esperanza!
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