“Los sacramentos son muchos más que un signo de la presencia y de la acción de Jesús en la Iglesia. En cada uno de ellos se realiza la acción del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. No son solo una representación; son la ejecución de la salvación que Jesucristo vino a anunciar al mundo.
Por medio de ellos, cada persona y cada comunidad se dejan tocar por la salvación. Al participar de los sacramentos, el amor de Dios se vuelve parte de nuestra vida de todos los días. Marcan los momentos más importantes de nuestra existencia, señalándonos como seguidores de Cristo, con una misión que él nos da, para que como Iglesia, anunciemos al mundo el proyecto que tiene Dios de que vivamos una plenitud de hijos suyos.”