Así como sin María no habría existido Jesús, del mismo modo “sin la Iglesia no podemos ir adelante”. Lo dijo el Papa al presidir la Misa matutina en la Capilla de la Casa de Santa Marta en la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen Dolorosa:
La Liturgia – afirmó Francisco – después de habernos mostrado la Cruz gloriosa, nos hace ver a la Madre humilde y mansa. En la Carta a los hebreos “Pablo subraya tres palabras fuertes”, cuando dice que Jesús “aprendió, obedeció y padeció”. “Es lo contrario de lo que había sucedido a nuestro padre Adán, que no quiso aprender lo que el Señor mandaba, que no quiso padecer ni obedecer”. Jesús, en cambio, aun siendo Dios, “se despojó, se humilló a sí mismo haciéndose siervo. Ésta es la gloria de la Cruz de Jesús”: