Reflexión del Santo Padre:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy celebramos la solemnidad de la Anunciación del Señor. Hace 25 años, san Juan Pablo II promulgó la Encíclica Evangelium vitae, sobre el valor y la inviolabilidad de la vida humana. Este santo pontífice presentaba el ejemplo de la Virgen María que acogió a Dios en el momento del anuncio del Ángel Gabriel, y desde entonces se comprometió a hacerse cargo de esa nueva vida que nacía en sus entrañas.
Hoy, ante esta pandemia que estamos viviendo y que amenaza la vida humana, recordamos a tantas personas que se prodigan en el servicio de los enfermos, de los ancianos y de los que están solos. Nuestras sociedades necesitan que difundamos más allá de las emergencias, como la de ahora, esa cultura de la solidaridad, del cuidado y de la acogida, contribuyendo a crear un mundo cada vez más humano, con coraje en la palabra y valentía en las acciones.
Esto significa responsabilizarnos del que sufre, del marginado, del que no es capaz de avanzar por sus propios medios, porque todos ellos tienen derecho a gozar de la plenitud de la vida, y para todos ellos la Iglesia debe tener entrañas de madre.
Saludos:
Saludo a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación. En estos momentos en que toda la humanidad está sufriendo a causa de la pandemia, los exhorto a implorar la protección de María y la intercesión del Papa san Juan Pablo II, para que toda vida humana sea valorada, respetada, defendida y amada; así se hallará justicia, paz y felicidad. Que Dios los bendiga.
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