“La muerte pone al desnudo nuestra vida. Nos hace descubrir que nuestros actos de orgullo, de ira y de odio eran vanidad: pura vanidad. Nos damos cuenta con tristeza de no haber amado lo suficiente y de no haber buscado lo que era esencial”, con estas palabras el Papa Francisco reflexionó en la Audiencia General del tercer miércoles de octubre, sobre el contraste que existe entre la esperanza cristiana y la realidad de la muerte.
Continuando su ciclo de catequesis sobre “la esperanza”, el Obispo de Roma recordó que, “Jesús ha iluminado el misterio de nuestra muerte. Con su comportamiento, nos autoriza a sentirnos dolidos cuando una persona querida se va”. En esta actitud, dijo el Papa, sentimos a Jesús muy cerca, nuestro hermano que nos repite las mismas palabras que dijo a Marta cuando lloraba por la desaparición del hermano Lázaro: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». (Jn 11,25-26). Es lo que Jesús repite a cada uno de nosotros, puntualizó el Santo Padre, cada vez que la muerte viene a arrancar el tejido de la vida y de los afectos. Toda nuestra existencia se juega aquí, agregó, entre el lado de la fe y el precipicio del miedo.
Audio completo de la catequesis del Papa Francisco
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