CARTA CIRCULAR
DE NUESTRO OBISPO
Hermanos y hermanas:
El 13 de julio de 2013 nuestra querida diócesis de Santiago apóstol cumplirá 50 años de fecunda existencia.
Para prepararnos para esta celebración, el santo Padre nos ha concedido la gracia de declarar un año santo del 1 de enero al 31 de diciembre de 2012, en nuestra diócesis.
En este periodo, se podrán lucrar indulgencias plenarias en algunos templos prescritos de nuestras diócesis.
La indulgencia plenaria es la remisión de la pena temporal debida al pecado, una vez que éste ha sido perdonado en cuanto culpa. Por ello, se deben cumplir ciertos requisitos, como visitar determinados templos y participar en los sacramentos de la reconciliación y le eucaristía; y rogar por las intenciones del Papa.
Los templos en que se puede obtener este beneficio son:
- San Miguel Arcángel de Atalaya.
- Catedral de Santiago.
- San Francisco de la Montaña.
- San Francisco Javier de Cañazas.
- San Isidro Labrador de Soná.
- Capilla santa Isabel
- Capilla de Guabal
UN AÑO SANTO
Hemos escuchado que el año 2000 fue un AÑO SANTO, que fue un JUBILEO... pero muchos, la pura verdad, ni entendimos bien de que se trató todo esto. Es por ello que en este folleto te explicaremos lo que es un AÑO SANTO.
¿QUÉ ES UN JUBILEO ?
Significado de la palabra JUBILEO:
El término “JUBILEO” proviene de la palabra hebrea “yobel” que se refiere al cuerno del carnero que los judíos usaban como trompeta para llamar a una fiesta. Entonces, El Año Santo es un Jubileo , o sea una gran FIESTA.
¿ Desde cuándo se celebran los Años Santos ?
Los judíos descansaban el séptimo día de cada semana (shabat o sábado). Desde que el pueblo judío logró escapar de Egipto, celebraban cada 7 años un AÑO SABÁTICO en el que dejaban descansar la tierra, para que ese año encontraran comida los pobres en el campo.
Cada 7 años sabáticos, es decir cada 50 años, celebraban un año santo o año jubilar, dedicado al Señor. En los años santos, además de ayudar a los pobres, se perdonaban las deudas y se liberaba a los esclavos.
El primer Año Santo de la Iglesia Católica:
Los judíos celebraban en sus jubileos, el aniversario de la liberación del pueblo judío de manos de Egipto.
Esta liberación, es como un antecedente que aparece en el antiguo Testamento, de la verdadera liberación que nos traería Jesucristo: la liberación del pecado.
Por ello es que la Iglesia Católica en cada año santo celebra LA SALVACIÓN QUE VINO A TRAERNOS JESÚS.
Desde muy antiguo empezaron a aparecer los jubileos en la Iglesia, siempre relacionados con
peregrinaciones a lugares santos como Roma (donde vive el Papa) , Jerusalén (donde nació Jesús), etc.
¿Cada cuándo se celebra Año Santo ?
En 1343, el Papa Clemente VI dijo que los año santos se celebrarían cada 50 años. Luego el Papa Pablo II, en 1470, estableció que el año santo sería cada 25 años , para que todas las personas tuvieran la oportunidad de vivir por lo menos un año santo en su vida, y así ha continuado hasta la fecha. Además de los años santos de cada 25 años, en ocasiones especiales, un Papa puede proclamar un año santo “extraordinario” o especial. ¿ Pero... y que hay de especial, que se hace, que se busca en un año santo ?
EL AÑO SANTO ES UNA INVITACIÓN
-El año santo es una invitación a una gran fiesta.
¿ Y qué celebramos ? Pues celebramos que hace 50 años, un 13 de julio de 1963, el Papa Pablo VI, por inspiración divina erigió esta diócesis de Santiago Apóstol en Veraguas. Demos gracias a Dios.
Pero no nada más se trata de estar contentos, es más que todo una invitación a una GRAN CONVERSIÓN, es decir a lograr un gran cambio en tu vida.
En los años santos, la Iglesia busca de manera especial, acoger entre sus brazos a todos los creyentes para ofrecerles la alegría de la reconciliación.
Son 50 años de vida diocesana, suficientes motivos para darle gracias a Dios.
AÑO SANTO EN NUESTRA DIOCESIS
La Iglesia no es otra cosa que la encarnación y prolongación de la acción evangelizadora de Jesús, impulsada y actualizada por el Espíritu Santo: “Evangelizar constituye la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (EN 14). Esta vocación es la que nos inquieta y nos impulsa a actualizar hoy en nuestro mundo la acción humanizadora, salvadora, curadora, transformadora que comenzó con y en Jesucristo.
Teniendo presente estas motivaciones espirituales y pastorales, nos preparamos como Diócesis a vivir el inicio del año jubilar, en el que celebraremos y agradeceremos a Dios por los 50 años de vida de nuestra querida Diócesis de Santiago, creada el 13 de julio de 1963, por el Santo Padre Pablo VI, mediante la Bula "Panamensis Ecclesiae".
En nuestro año jubilar, que pronto iniciaremos, de modo particular queremos reconocer y dar gracias a Dios por el don de la fe y por tantos hermanos nuestros que a lo largo de estos 50 años nos lo han entregado para que lo recibamos, lo asimilemos y lo entreguemos a otros. Recordemos a padres, abuelos y catequistas, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, maestros y otros agentes de pastoral. Pensemos en los valores y costumbres que caracterizan nuestro estilo de vida, en tantas expresiones de piedad popular, en las fiestas patronales de nuestros pueblos y parroquias, en tantos signos religiosos que encontramos a lo largo y ancho de nuestro territorio diocesano.
El cincuentenario de la diócesis nos debería encontrar en una renovada movilización espiritual que nos permita vivirlo en clave de misión. En efecto, no se trata de una mera evocación histórica o de una ocasión para celebraciones festivas. Aunque repasemos nuestra historia y celebremos con alegría esta fecha lo más importante del cincuentenario será lo que Dios obre en nuestros corazones y en la comunidad diocesana toda para hacernos más dóciles a su Espíritu y más generosos en nuestra entrega al servicio de la misión. Citando el documento de Aparecida podemos afirmar como diócesis que “conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y nuestras obras es nuestro gozo” (DA 29). La movilización que buscamos se orienta a crecer en docilidad al Espíritu para renovar nuestra fe, afianzar el encuentro con Jesucristo y profundizar nuestro compromiso misionero y solidario, dando así cumplimiento a los objetivos pastorales que nos hemos propuesto como iglesia para estos años que se avecinan.