“Que la Virgen María nos ayude a comprender en la realidad que nos rodea no sólo la suciedad del mal, sino también el bien y lo bello, para desenmascarar la obra de Satanás y, sobre todo, para confiar en la acción de Dios que fecunda la historia”.

Fue el deseo que expresó el Papa Francisco antes de rezar el Ángelus del XVI domingo del tiempo ordinario con miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para escuchar su comentario al Evangelio, rezar por sus intenciones de Pastor de la Iglesia Universal y recibir su bendición apostólica.

El Papa Bergoglio explicó que con esta imagen Jesús quiere decirnos que en este mundo el bien y el mal están entrelazados a tal punto que es imposible separarlos y extirpar todo el mal. De ahí que haya afirmado que sólo Dios puede hacerlo. A la vez que recordó que la situación actual, con sus ambigüedades y su carácter heterogéneo es el ámbito de la libertad de los cristianos, en que se pone en práctica el ciertamente difícil ejercicio del discernimiento.

Además, el Sucesor de Pedro afirmó que el Señor es la Sabiduría encarnada que también hoy nos ayuda a comprender que el bien y el mal no pueden identificarse con territorios definidos o determinados grupos humanos. Sino que Él nos dice que la línea de demarcación entre el bien y el mal está en el corazón de toda persona. Sí, porque todos somos pecadores. Y Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos ha liberado de la esclavitud del pecado dándonos la gracia de caminar en una vida nueva; con el Bautismo nos ha dado también la Confesión, puesto que siempre tenemos necesidad de ser perdonados.

Hacia el final de su reflexión, el Santo Padre dijo que “mirar siempre y sólo el mal que está fuera de nosotros, significa que no queremos reconocer el pecado que también está en nosotros".

Audio completo de las palabras del Papa Francisco en el Ángelus