“En la parábola del padre misericordioso. Jesús narra de un padre que sabe ser sólo amor para sus hijos. Un padre que no castiga al hijo por su arrogancia y que es capaz incluso de entregarle su parte de herencia y dejarlo ir fuera de casa.

Dios es Padre, dice Jesús, pero no a la manera humana, porque no existe ningún padre en este mundo que se comportaría como el protagonista de esta parábola. Dios es Padre a su manera: bueno, indefenso ante el libre albedrio del hombre, capaz sólo de conjugar el verbo amar.”, con estas palabras el Papa Francisco explicó en la Audiencia General del primer miércoles de junio, el misterio insondable de un Dios que es “Padre” y que no puede dejar de amar a sus hijos; y esta certeza, dijo el Papa, es la base de nuestra esperanza.

Continuando su ciclo de catequesis sobre “la esperanza”, el Obispo de Roma recordó el episodio narrado en el Evangelio de Lucas, donde Jesús enseña a orar a sus discípulos. “Es entonces que Jesús – afirmó el Pontífice – les transmite aquello que se ha convertido en la oración cristiana por excelencia: el Padre Nuestro”. En verdad, Lucas, en relación a Mateo, dijo, nos transmite la oración de Jesús en una forma un poco abreviada, que inicia con una simple invocación: «Padre».

Todo el misterio de la oración cristiana se resume aquí, precisó el Santo Padre, en esta palabra, en tener el coraje de llamar a Dios con el nombre de Padre. Lo afirma también la liturgia cuando, invitándonos a recitar comunitariamente la oración de Jesús, utiliza la expresión «nos atrevemos a decir». “Invocarlo como Padre nos pone en una relación de confianza con Él, como un niño que se dirige a su papá, sabiendo que es amado y cuidado por él – subrayó el Papa Francisco – esta es la gran revolución que el cristianismo imprime en la psicología religiosa del hombre”.

Audio de la catequesis del Papa

 

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