La tarde del viernes 17 de marzo, el Papa Francisco presidió la celebración penitencial con el rito de la reconcialiación: la confesión y absolución individual, en la basílica de San Pedro junto a una multitud de fieles y peregrinos allí presentes.

En un ambiente de recogimiento y reflexión, tras escuchar las lecturas asignadas, el Santo Padre se dirigió a uno de los confesionarios para recibir el sacramento de la reconciliación, dando así testimonio propio del valor de la confesión.

“Un confesor que reza sabe bien que es él mismo el primer pecador y el primer perdonado", recordó el Pontífice. "No se puede perdonar en el Sacramento sin la conciencia de haber sido perdonado antes. Así, pues, la oración es la primera garantía para evitar cualquier actitud de dureza, que inútilmente juzga al pecador y no al pecado. En la oración se debe implorar el don de un corazón herido, capaz de comprender las heridas de los demás y de sanarlas con el aceite de la misericordia, lo que el Buen Samaritano derramó sobre las heridas de aquel desventurado, de quien nadie tuvo misericordia (cf. Lc 10,34)”.

El papa Francisco preside la liturgia penitencial con ocasión de la Cuaresma - Video Youtube

 

 

Official Vatican Network - Radio Vaticana - Foto (Editora "L'Osservatore Romano")