«La fidelidad al Señor no defrauda»: aun en el momento de nuestra muerte y del Juicio de Dios, si hemos sido fieles, no tendremos miedo. Lo dijo el Papa Francisco, en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta. Poniendo en guardia contra el engaño de la ‘alienación’, es decir, del vivir «como si nunca tuviéramos que morir», invitó a pensar en «qué huella deja nuestra vida».

Pensemos en la huella que deja nuestra vida

«Nos hará bien pensar: ¿cómo será ese día en el que estaré ante Jesús? Cuando Él me pregunte sobre los talentos que me ha dado, qué hice con ellos. Cuando Él me pregunte cómo estuvo mi corazón cuando calló la semilla, como un camino o como espinas: esas Parábolas del Reino de Dios. ¿Cómo recibí la Palabra? ¿Con el corazón abierto? ¿Hice que germinara por el bien de todos o a escondidas?»

Todos seremos juzgados: no al engaño de la alienación

«Me acuerdo que cuando era niño, cuando iba al catecismo, nos enseñaban cuatro cosas: muerte, juicio, infierno o gloria. Después del juicio hay esta posibilidad. ‘Pero, Padre, eso es para asustarnos…’ ‘No, ¡es la verdad! Porque si no cuidas tu corazón, para que el Señor esté contigo y vives alejado del Señor siempre, quizá esté el peligro, el peligro de seguir estando lejos del Señor para la eternidad ¡Esto es feísimo!».

Si somos fieles al Señor no tendremos miedo a la muerte

«La fidelidad al Señor: esto no desilusiona. Si cada uno de nosotros es fiel al Señor, cuando llegará la muerte, diremos como Francisco: ‘hermana muerte ven’… No nos asusta. Y cuando será el día del juicio, miraremos al Señor: ‘Señor tengo tantos pecados, pero he intentado serte fiel’. Y el Señor es bueno. Les doy este consejo: ‘Sé fiel hasta la muerte – dice el Señor – y te daré la corona de la vida’. Con esta fidelidad no tendremos miedo al final, no tendremos miedo el día del juicio».

 

Official Vatican Network - Foto ("L'Osservatore Romano")