“Estemos seguros que, ante la Puerta Santa, el Señor se acerca para encontrar a cada uno de nosotros, para llevar y ofrecer su poderosa palabra consoladora: “¡No llores!”. Ésta es la Puerta del encuentro entre el dolor de la humanidad y la compasión de Dios”, con estas palabras el Papa Francisco explicó en la Audiencia General del segundo miércoles de agosto, el significado de la misericordia de Jesús hacia una mujer que había perdido al marido y que ahora acompaña al cementerio a su único hijo.

Continuando su ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Sagrada Escritura, el Obispo de Roma reflexionó sobre el milagro que Jesús realizó en la ciudad de Naím, al resucitar a un joven muerto y restituirlo a su madre. “Sin embargo, dijo el Papa, el corazón de esta narración no es el milagro, sino la ternura de Jesús hacia la madre de este joven. Es este gran dolor de una madre que conmueve a Jesús y lo induce al milagro de la resurrección”.

Durante este Jubileo, afirmó el Santo Padre, sería una buena cosa que, al pasar por la Puerta Santa, la Puerta de la Misericordia, los peregrinos recordaran este episodio del Evangelio, sucedido en la puerta de Naím. “Estemos seguros que, ante la Puerta Santa, agregó el Papa, el Señor se acerca para encontrar a cada uno de nosotros, para llevar y ofrecer su poderosa palabra consoladora: ¡No llores! La palabra poderosa de Jesús puede levantarnos y obrar también en nosotros el paso de la muerte a la vida”. Su Palabra nos hace revivir, dona esperanza, consuela los corazones cansados, abre a una visión del mundo y de la vida que va más allá del sufrimiento y de la muerte. Antes de concluir su catequesis, el Papa Francisco recordó que: ¡En la Puerta Santa esta esculpido para cada uno el inagotable tesoro de la misericordia de Dios!

Audio completo de la Catequesis del Santo Padre