“La fe no consiste en la última novedad que hoy es noticia y mañana está ya olvidada. La fe no es una enseñanza que alguien puede adaptar a sus necesidades y según el momento presente. No es invención o creación nuestra. La fe es el gran don divino que Jesucristo ha hecho a la Iglesia.... El creyente encuentra su fundamento en Jesucristo, que sigue viviendo en su Iglesia a lo largo de los siglos hasta el día del juicio” (De las reflexiones del Papa Juan Pablo II sobre la fe). En efecto, es necesario pasar de una fe sustentada por costumbres sociales, a una fe más personal y madura, iluminada y convencida que da como resultado el testimonio público, sin temor a las críticas.